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Aprender inglés antes de hablar

Infantil. El 70% del alumnado tiene entre 3 y 8 años. La academia cuenta con una línea editorial propia para acercar el inglés a la familia.

Aprender inglés antes de hablar

Por Ores Lario. Fotografía de Luis Barta

Los bebés escuchan desde el vientre materno y aprenden así a hablar de forma natural. Kids&Us aprovecha esta estimulación temprana para enseñarles inglés. Desde los nueve meses.
Si antes la preocupación de los padres consistía en que los hijos estudiaran una carrera universitaria, la obsesión actual radica en que hablen bien inglés. Los idiomas siguen siendo la asignatura pendiente de la mayor parte de los españoles. Su dominio constituye un requisito imprescindible para optar a un puesto de trabajo en la actualidad.

La enseñanza de esta lengua es la prioridad de Natalia Perarnau (Manresa, Cataluña, 24 de septiembre de 1969), que decidió darle una vuelta de tuerca a los métodos tradicionales y fundó Kids&Us, una academia que comienza sus clases con bebés a partir del primer año de edad. “La idea se me ocurrió a raíz de mi experiencia como profesora de inglés. No estaba muy satisfecha con los resultados que conseguían los alumnos con el método tradicional y, cuando nació mi hija, comencé a practicar con ella 10 minutos al día en inglés. Vi cómo iba aprendiendo sin darse cuenta”, explica esta filóloga que en 2003 comenzó con su metodología basada en la inmersión lingüística.

Hoy, da clases a niños a partir de 1 año, “incluso si tienen 9 meses en septiembre pueden empezar el curso”, apunta. ¿Demasiado pronto? “En absoluto, cuanto antes estén expuestos, más pronto empiezan a hablarlo”, asegura la docente. De hecho, estudios científicos corroboran su teoría, como el que ha publicado este verano la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, donde se asegura que a los 8 meses los cerebros de los bebés empiezan a centrarse solo en los sonidos que más escuchan en su entorno. Igual que la apuesta por la estimulación temprana de Perarnau. 
El éxito de su centro le ha llevado a dirigir una red de escuelas en la que trabajan 1.400 personas y que tiene 44.000 alumnos matriculados este año. Unas cifras elocuentes que avalan el éxito de una metodología alejada de las convenciones. “Nuestro sistema consiste en intentar emular el proceso de adquisición natural de la lengua materna, que empieza a través de la escucha. Si esto funciona en nuestra lengua nativa, ¿para qué inventar cosas raras? Ofrecemos un universo de estímulos en inglés, que no empieza y termina en el aula, sino que se traslada a casa”, afirma. Su fórmula de aprendizaje cuenta con recursos propios, como un lápiz digital que ayuda con la pronunciación y libros elaborados por su departamento pedagógico. También trabajan en aplicaciones y en una línea editorial para acercar el inglés a las familias. Además, organizan talleres, horas de cuentos y campamentos de verano. “Este año hemos tenido a más de 20.000 niños realizando nuestras actividades vacacionales”, asegura Perarnau.
Lenguaje colorista

Nada se deja al azar en Kids&Us y tampoco en el interior de sus aulas, que se han llenado de colores y estímulos para los alumnos. “Nos gusta que cuando los niños entren tengan la sensación de estar en otro mundo. Queremos que los suelos, las paredes y los techos despierten sus sentidos”, relata la filóloga. Para dar una imagen a su negocio, ha apostado por una gama cromática que recuerda a las golosinas: “A un niño pequeño no puedes decirle que va a ir a una academia muy buena, hay que motivarle por vías sensoriales”, opina.

En las clases, los alumnos de 1 y 2 años acuden acompañados de sus padres y se sientan en el suelo. A base de juegos y de actividades en una sesión semanal de 45 minutos, Natalia asegura que llegan a juntar en una frase hasta tres y cuatro palabras en inglés. Los niños más pequeños representan el 20% del alumnado. El grueso, el 70%, está comprendido por aquellos con edades de entre 3 y 8 años. “Impartimos clase hasta los 18 y un niño puede incorporarse con nosotros, como muy tarde, con 7 años. Después no, porque hay quienes no pueden seguir el ritmo de aprendizaje y se agobian”, explica.

Aprender con peluches.
 En Kids&Us potencian el papel de las emociones en el aprendizaje. Aprovechan el vínculo que los niños establecen con los personajes con los que trabajan en clase, transformándolos en peluches que pueden llevarse a casa. De este modo, la experiencia se integra en la vida cotidiana del niño.
Sobre el ratio de alumnos por aula, la apuesta de la empresaria está clara: grupos reducidos. Hay un máximo de cinco niños por clase para edades de entre 1 y 2 y, cuando cumplen 3 años, aumentan hasta ocho. “La masificación es uno de los problemas en las escuelas. La finalidad es hablar una lengua y con grupos grandes es prácticamente imposible hacerlo: los alumnos no pueden verbalizar”.

El precio ronda los 60 euros al mes. Un desembolso que, para Perarnau, corresponde a “una apuesta por la educación. Por supuesto que no es accesible a todo el mundo, pero estamos democratizando el inglés, porque se da por hecho que para tener un nivel excelente hay que ir a un colegio bilingüe. En Madrid hay muchos [la red de centros educativos públicos bilingües está formada por 335, lo que supone un 44%], pero en las ciudades donde no hay estas opciones buscamos dar la oportunidad a los niños para que adquieran un muy buen nivel”, reflexiona. Los cursos de Kids&Us cumplen con los contenidos del marco común europeo: “Aunque no son de preparación para exámenes oficiales, tratamos los contenidos. Por ejemplo, los alumnos que empezaron con nosotros hace 11 años y que ahora tienen 14, acaban de presentarse a los exámenes del First Certificate de Cambridge”, afirma.

Para esta especialista en la lengua de Shakespeare, en España todavía queda mucho trabajo por hacer. “Con el español podemos ir a muchos sitios y sentimos que es muy importante. Además, somos poco disciplinados para estudiar, la parrilla televisiva está doblada y en el colegio se imparte de forma inadecuada”, sentencia. Para combatir este problema propone constancia. No son solo palabras, ella predica con el ejemplo. Natalia domina seis idiomas: catalán, español, inglés, alemán, francés e italiano. “Quiere hablar la lengua de los países en los que tenemos academias. Escucha, lee y practica mucho. Es capaz de empezar un libro en alemán, y pasar a otro en italiano o francés. Tiene mucha fuerza de voluntad”, dice sobre ella su marido Quim Serracanta, director general de la empresa que fundó junto a Perarnau.
En el presente, la pareja está centrada en la dirección creativa del grupo, cuyas expectativas de futuro son más que optimistas. “El año pasado facturamos en todo el mundo 40 millones de euros. Este ejercicio tenemos previsto alcanzar los 60 millones y para el año que viene esperamos un crecimiento de un 30% y acercarnos a los 75 millones”, explica Serracanta. Solo en Madrid acaban de abrir once nuevos centros, entre ellos, uno en Ciudad Lineal, Barrio de la Concepción (concepcion@kidsandus.es) y otro en Coslada (coslada@kidsandus. es). Su empresa es internacional y está constituida por franquicias repartidas por siete países. “Este año teníamos 156 y vamos a llegar a 208, incluyendo España, México, Portugal, Francia, Italia, Bélgica y Andorra”, matiza el empresario que tiene la vista puesta en continuar la internacionalización. “En 2013 abrimos 51 centros, de los cuales 16 fueron fuera de nuestras fronteras y el resto en nuestro territorio. El objetivo para los próximos tres años es estar presentes en más de 15 países e inundar el mundo de nuestros colores”.
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